sábado, 18 de agosto de 2012

¿Qué no, Lisa? ¿Qué no?

Realmente es increíble lo mucho que me ha cambiado la vida este último año.

Recuerdo a mi yo del año pasado. Una chica cabizbaja, con miedo a destacar. Callada. Dolorida por los últimos acontecimientos. Apartada de los demás.

Recuerdo como la soledad era una compañera frecuente, de la que no me podía librar. Esa sensación lo consumía todo; mis ganas de reír, de vivir, incluso de soñar. Si es verdad que de vez en cuando se veía un atisbo de luz, pero aquellos que de verdad me conozcan sabrán que aquello, si no se refleja en mis ojos, es que no me ha llegado al corazón.

 Recuerdo como me volqué en mi blog, ya que era el único sitio donde podía expresar lo que realmente sentía, sin miedo a quien me pudiera leer. Porque de todos modos, si a nadie le importaba la chica invisible estando rodeada de gente, tampoco les importaría el blog de dicha persona.

Recuerdo como pasaba el tiempo, y yo me veía cada vez más hundida en la maldita miseria. La soledad me tragaba, y yo solo rezaba para que alguien me echara una cuerda con la que escapar. Supongo que algunos intentaron lanzármela, pero  era demasiado débil como para contrarrestar la fuerza de aquello que me empujó hacia esa situación.

Recuerdo como medité y medité aquella idea que se me pasó por la cabeza. Pensando en que no tenía nada que perder. Así que al final tomé la decisión. Pero no una decisión cualquiera. Llevé a cabo la  decisión  más acertada de toda mi vida.
Así pues, entré en aquel mundo desconocido, nuevo. Y fue absolutamente increíble, la gente, que poco a poco entró en mi vida. Supongo que, para una persona normal, serían solo cuatro gatos. Pero para mí, eran los mejores cuatro gatos del mundo.

El tiempo siguió avanzando.  Y a aquellos cuatro gatos, se les unieron más. Gente que entraba y salia de mi vida. Saliendo, algunos porque querían. Otros por las dificultades del lugar en donde estábamos.

 Pero aún así, por mucho que cambiara la gente, siempre estaba rodeada de aquellos cuatro gatos, que nunca olvidaré.

La soledad seguía acechando, pero ya no dolía igual que antes. Ahora sabía que en alguna parte, en algún lugar de este extraño mundo, había personas que me querían y apreciaban. Que se preocupaban por mi. Ellas, consiguieron hacerme ver que valía mucho más de lo que los demás decían. Ellas me devolvieron la confianza que necesitaba para seguir adelante. Y estaré en deuda con esas personas, por aquel detalle.

Esos cuatro gatos calaron realmente en mi vida. Todos a su manera, y de distinta forma, pero lo hicieron. En especial, una de ellas.

Cuando esa chica llegó, no la reconocí como esa persona que yo necesitaba. Simplemente entró en mi vida, como muchas otras a raíz de aquella decisión. Y si te soy sincera, no recuerdo el día, ni el mes, ni si quiera como nos presentamos. Solo sé que de alguna forma u otra nos hicimos amigas.
Las estaciones pasaban, las conversaciones fluían, y aquella persona caló más hondo en mi corazón. Ella me enseñó una parte de mi que no conocía, me enseñó (aunque ella no lo sepa) que tenía una gran imaginación, que yo valía mucho.

Le debo mucho a esa chica.

Al final la cosa se puso más seria, confiábamos mucho la una en la otra. Nos poníamos la cam, nos dimos los números de teléfono... Cosas que un par de meses atrás no se me ocurriría hacer con nadie, pero que ahora, día a día hago con ella.

Y ahora, aquí estamos. Casi un año más tarde de habernos conocido. De haber hablado por primera vez. De haber empezado tantas y tantas paranoias sin fin.

Estamos aquí. A un par de semanas de vernos las caras de verdad. Estamos a dos suspiros de poder vernos por primera vez, y de abrazarnos como tantas veces hemos querido. Tu estás ilusionada. Yo estoy ilusionada. Y esto es una maravilla.

Nunca pensé que lo que aquello empezó como una amistad normal, acabara siendo lo que hoy es. Nunca pensé que acabaríamos viéndonos en persona.

A lo largo de este año, ha entrado más gente en mi vida. Gente que me hace reír, que me comprende. Pero aún así, nunca olvidaré a aquella persona que siempre conseguía sacarme una sonrisa. Que cuando la soledad acechaba, ella la apartaba. Aquella persona que puede ser liranja o naranjali, con la que comparto a cinco idiotas, con la que las frases más famosas son las de "insert coin" y "¿qué no lisa? ¿qué no?" Entre otras.
Aquella persona con la que me veré e un par de semanas. 

Aquella persona, llamada Lulu.



¿Recuerdas todo esto?




Son nuestras fotos.




Hay más fotos, seguro. Pero como me lo han quitado tantas veces, es imposible acordarse de en cuales salía, y en cuales no.

Te quiero,
                   Cat.
                                                                                                               

1 comentario:

  1. Enhorabuena por tu blog, es precioso!
    Te dejo el mio :)
    http://siempreabraalgoquenospierda.blogspot.com.es/
    bbs

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